Las células T, también conocidas como linfocitos T se tratan de una clase de células pertenecientes al sistema inmunológico. Estas tienen un rol muy importante como intermediarios en la respuesta inmune de las células. En especial contra los elementos que se duplican dentro de las células.
De esta forma, ayudan a proteger nuestro organismo en contra de cuerpos dañinos como lo son los virus. Estas son, además, sumamente importantes para la normalización de las defensas del organismo. Así, se tratan de células del sistema inmune de gran relevancia para el cuerpo.
¿Dónde se Producen las Células T?
Tabla de contenidos
Las células T se producen en nuestra médula ósea a partir de una molécula madre. Seguidamente los linfocitos migran al timo, donde maduran. Debido a esto se les conoce como células T.
A la célula prematura se le conoce como “Timocito”. Durante su proceso de desarrollo, obtienen diferentes elementos en su membrana. Pueden convertirse en un linfocito T cooperador, un linfocito T citotóxico u otra clase de linfocito T.
Una vez terminado su desarrollo, se trasladan por los conductos sanguíneos y por la red linfática. Así hasta ser habilitados al hacer contacto con un antígeno determinado que interactúa con los recibidores de linfocitos T. Los antígenos han de ser expuestos a los linfocitos por unas células específicas.
Estas son conocidas como “Células expositoras de antígenos”. De esta manera, las células T consiguen responder de una manera más eficiente ante los patógenos y otras células dañinas. Asimismo, los linfocitos T se encargan de mantener la inmunidad de las células.
Logran esto mediante la destrucción de elementos infectados por medio de citosinas y otras proteínas localizadas en su membrana. Para llevar a cabo esta acción, necesitan entrar en contacto con las otras células de manera directa.
Clasificación
Dependiendo de las distintas funciones que desempeñen, es posible distinguir una pequeña variedad de células T. Entre estas se pueden encontrar las siguientes:
Citotóxicas
Los linfocitos T de esta clase se encargan de descubrir péptidos en moléculas del tipo MCH y clase 1. Si encuentran una célula infectada, la destruyen, protegiendo así al sistema inmune.
Linfocitos T Cooperadoras
Estas llevan a cabo una función bastante similar a las anteriores. Se encargan de buscar péptidos en moléculas del tipo MCH y clase 2. Asimismo, también pueden habilitar otras células del sistema inmunológico emitiendo citoquinas.
Reguladoras
Las células en cuestión se encargan de eliminar la inmunidad al final de las reacciones inmunes y preservan la tolerancia a los autoantígenos.
Las Células T de Memoria
Se crean después de que los linfocitos T se activan. Su principal función es la de responder ante nuevas exposiciones al microorganismo.
Importancia
Las linfocitos T se crean con la finalidad de recordar, reconocer y responder a los antígenos. Estos últimos, son sustancias encargadas de la generación de anticuerpos en el organismo y de las respuestas inmunitarias. En general, estas moléculas son ajenas o tóxicas para el organismo.
Así, estas células se encargan de regular o dirigir las respuestas inmunológicas del cuerpo. Cuando los antígenos que presentan los macrófagos (Las primeras defensas del cuerpo) las estimulan y las células T crean linfocinas. Estas advierten a otras células de la amenaza y las hacen entrar en acción.
Igualmente, algunas son capaces de deshacer otras células, como las diana, cuando establecen contacto con estas. Sin la presencia de estas, la inmunología del organismo se encontraría bastante comprometida. Por lo que estaríamos bastante expuestos ante virus y células infectadas.
De esta manera, las células T mantienen las defensas de nuestro organismo bajo control. Así, evitan que nos ataquen bacterias y virus externos.